La división opositora abre una ventana al kirchnerismo en las legislativas de 2025

Desde su última victoria en 2005, encabezada por Cristina Kirchner, el peronismo no logró imponerse en elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires. Con tensiones internas y escenarios inciertos, el oficialismo busca capitalizar la división opositora para un hipotético regreso al poder.

El kirchnerismo enfrenta un complejo desafío político de cara a las elecciones legislativas de 2025 en la provincia de Buenos Aires, un distrito clave para el mapa electoral nacional. Desde su última victoria en 2005, cuando Cristina Kirchner derrotó a Hilda “Chiche” Duhalde con un 45% de los votos, el peronismo no logró repetir un triunfo en los comicios de medio término.

Durante los últimos 20 años, el bastión bonaerense fue escenario de derrotas significativas para el oficialismo. En 2009, Francisco de Narváez y la coalición Unión-PRO vencieron a Néstor Kirchner. En 2013, Sergio Massa, entonces líder del Frente Renovador, superó a Martín Insaurralde. Más tarde, en 2017, la propia Cristina Kirchner cayó frente a Esteban Bullrich, respaldado por la entonces gobernadora María Eugenia Vidal. Finalmente, en 2021, Diego Santilli, candidato de Juntos por el Cambio, derrotó al oficialismo por un margen ajustado, profundizando la crisis interna del kirchnerismo en territorio bonaerense.

El panorama actual muestra un entramado político complejo. Mientras el kirchnerismo debate internamente sobre un posible desdoblamiento del calendario electoral, las tensiones entre el gobernador Axel Kicillof y sectores cercanos a Cristina Kirchner aumentan. En paralelo, la oposición también muestra fracturas. La relación entre el PRO y La Libertad Avanza se encuentra en su peor momento, con la posibilidad de que ambos partidos compitan con listas separadas.

Según Facundo Nejamkis, director de Opina Argentina, el conurbano bonaerense sigue siendo un punto fuerte para el peronismo, especialmente frente al crecimiento de La Libertad Avanza, que enfrenta dificultades en esa región. Sin embargo, voces dentro del propio justicialismo advierten que una división interna podría debilitar al oficialismo y abrir aún más el camino a la oposición.

En este contexto, el kirchnerismo apuesta a que las fracturas en la oposición puedan repetir el escenario del 2023, donde logró retener la provincia pese a una derrota nacional. No obstante, un triunfo en 2025 dependerá de su capacidad para unificar fuerzas y superar las tensiones internas, especialmente en la relación entre Kicillof y el ala dura del cristinismo.

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