Una nena murió después de que sus papás le negaran la insulina: eran parte de una secta religiosa en Australia
La Justicia responsabilizó a los papás de Elizabeth y otras 12 personas por el fallecimiento de la nena de 8 años. La investigación reveló que el matrimonio “creían que la fe era suficiente para curarla”.
La Justicia australiana declaró culpables a 14 personas que formaban parte de una secta religiosa por la muerte de una nena de ocho años que sufría diabetes. Elizabeth Struhs falleció en enero de 2022, en la ciudad de Toowoomba, luego de que sus propios padres y otros miembros del grupo le negaran el acceso a la insulina que necesitaba para sobrevivir.
La Corte Suprema del estado de Queensland determinó este miércoles que Jason y Kerrie Struhs, padres de la chica, junto con el líder religioso del grupo Saints, Brendan Stevens, y otros 11 integrantes de la secta, son culpables del delito de homicidio involuntario.
Según la investigación judicial, el matrimonio y toda la comunidad religiosa tenía la creencia de que la “fe en Dios era suficiente para curar enfermedades y rechazaba el tratamiento médico”. Durante el juicio, se presentaron testimonios que evidenciaron que Elizabeth padecía diabetes tipo 1 y que sus últimos días fueron de intenso sufrimiento. La nena murió de cetoacidosis diabética, una complicación grave provocada por la falta de insulina.
El juez Martin Burns calificó las acciones de los padres como una “grave culpa moral y un desprecio por la vida humana”. Además, estableció que los otros miembros del grupo fueron responsables al alentar y apoyar la decisión de privar a la víctima de la atención médica necesaria, informó la agencia de noticias BBC.
La fiscal a cargo de la investigación, Carolina Marco, indicó que la nena era “alguien que hablaba poco, que necesitaba ayuda para ir al baño y que era incontinente”, y también detalló que durante su agonía sufrió de vómitos, perdida de la conciencia y somnolencia prolongada.
Durante el juicio, Jason Struhs declaró que había tomado la decisión junto a su hija de “dejar la insulina”: “Elizabeth sólo está durmiendo y la volveré a ver”, expresó. Por su parte, Brendan Stevens defendió las acciones del grupo argumentando que se trataba de una cuestión de fe y calificó el juicio como un acto de “persecución religiosa”.
El proceso judicial, que comenzó en julio del año pasado y se extendió durante varios meses, contó con el testimonio de 60 testigos que describieron la aguda agonía que padeció la nena antes de morir. La sentencia definitiva se conocerá el próximo 11 de febrero.